El colectivo salió de Mendoza cerca de las 2 a.m. del último día de Mayo. Viajé con Condenados por el Rock porque es mi empresa favorita. Venía gente de San Rafael que ya estaban acomodados en sus butacas, la música sonaba fuerte desde los parlantitos personales y yo estaba muy ansioso, me quería fumar un buen pucho, pero en los micros de la coordinadora Gisel no se puede fumar a bordo. Me la aguanté, de todas formas hubieron muchas paradas posteriores y pude saciar mis ganas.

Cerca de las 16 h.s. llegamos a Ciudad de Santa Fe para disfrutar de un nuevo banquete, esta vez en la cancha de Colón. Pudimos recorrer las cercanías por un rato, hasta instalarnos con el equipo a orillas de un hermoso lago, fue el lugar elegido para el asado comunitario. Después volvimos al colectivo para guardar las pertenencias y dirigirnos al estadio ya mas livianos y despreocupados. Las entradas estaban agotadas desde hacía una semana, no se vendían en las boleterías. Por todos lados se podían divisar puestos de comidas y bebidas, que daban la bienvenida a los rockeros, a los miles y miles de rengueros que venían de todas partes del país.

Alrededor de las 21:30hs La Renga comenzó su extenso repertorio, que incluyó 32 canciones para el deleite de los fans, que se contaban de a miles. Entre los temas menos frecuentes que sorprendieron, se encontraron El Terco, Triste Canción de Amor, Flecha en la Clave, Somos los Mismos de Siempre y El Mambo de la Botella. No faltaron los clásicos de siempre, donde el público se emociona como la primera vez y canta con mucho sentimiento. Antes de cerrar como siempre, con Hablando de la Libertad, Chizzo comunicó que están muy cerca de tocar en Capital Federal nuevamente.

Volvimos felices por las calles de Santa Fe, aproveché para pegar una hamburguesa porque estaba muerto de hambre. El viaje de vuelta será otra larga historia. Hasta la próxima.